Mi blog está en crisis, acabo de notar que quizás parezco una de las tantas chicas que escriben en un blog para desahogarse. Y no quiero que sea así, me encanta el arte de escribir, y no quiero ser una más.
y ARGHHH..
(esto sí es para desahogarme)
Tengo cosas que contar sobre esta semana, pero estoy cansada y por ahora dejaré un video que el profesor de labortorio de inglés nos pasó en clase.
Lo correcto sería escribir algo, pero al menos el video es divertido.
viernes, junio 5
sábado, mayo 30
Hoy.
Hoy no sé que hacer ni qué pensar.
Hoy siento algo distinto de lo que sentía ayer.
Hoy creo que quizás estoy haciendo mal.
Hoy volví a llorar.
Hoy no quiero que me quites las lágrimas, quiero quitarte las tuyas.
Hoy no quiero un abrazo tuyo, quiero abrazarte.
Hoy no quiero refugiarme en ti, quiero que tú lo hagas en mí.
Pero... hoy tengo miedo...
o quizás orgullo.
Hoy siento algo distinto de lo que sentía ayer.
Hoy creo que quizás estoy haciendo mal.
Hoy volví a llorar.
Hoy no quiero que me quites las lágrimas, quiero quitarte las tuyas.
Hoy no quiero un abrazo tuyo, quiero abrazarte.
Hoy no quiero refugiarme en ti, quiero que tú lo hagas en mí.
Pero... hoy tengo miedo...
o quizás orgullo.
viernes, mayo 22
Rulos.
Quizás como toda chica, tuve mi momento superficial. Y me miré al espejo y me agarré el cabello y me dije "siempre lo quise así", era lacio. Mi anhelado laceado japonés: lo conseguí por fin. Tercera vez que mi cabello pasa por este proceso, las veces anteriores quedó hermoso, esta vez sólo quedó agradable. Lo sabía, no debía cambiar de peluquería. De todas formas está lacio y es lo que quería, lo que siempre quise.
Hace dos años no toco mis ondas (sí, porque rulos no eran) y al mirarme al espejo me dieron ganas de tenerlas por un instante. De pequeña sí tenía rulos, rizos, ondas, y por un tiempo tuve el cabello lacio sin ningún tratamiento sobre él. Por un tiempo lo tuve lindo.
Mis amigas, sin excepción alguna, lo tienen hermoso. Unas lacias, otras con rulos, otras con ondas, en fin, saben cómo manejar su cabello. Yo no, no me queda bien ni la cola, que es un peinado básico. Tal vez terceras personas piensan lo contrario, pero a mí no me gusta, no me convence mi pelo, no me hace sentir cómoda. Y me pregunto: ¿soy la única con un cabello no-perfecto? ¿o, al menos, un cabello no-lindo?
Y la pregunta más filósofica que me he hecho respecto a ese tema: ¿Por qué L'Oréal kids sacó su famoso comercial para cabello lacio y nunca hizo uno para los rulos?
La canción es pegajosa, creo que todos la hemos escuchado: Qué bonito es tener el pelo liso, liso pero no quebradizo
Irónicamente, con mi tercer laceado japonés, Johnsons Baby me animó y sacó este comercial:
shuuua shua shua mira qué rulitos tan bonitos que yo tengo en mi pelito.
Fin de la transmisión.
(¿qué cosa tan hueca acabo de escribir? critíquenme.)
Hace dos años no toco mis ondas (sí, porque rulos no eran) y al mirarme al espejo me dieron ganas de tenerlas por un instante. De pequeña sí tenía rulos, rizos, ondas, y por un tiempo tuve el cabello lacio sin ningún tratamiento sobre él. Por un tiempo lo tuve lindo.
Mis amigas, sin excepción alguna, lo tienen hermoso. Unas lacias, otras con rulos, otras con ondas, en fin, saben cómo manejar su cabello. Yo no, no me queda bien ni la cola, que es un peinado básico. Tal vez terceras personas piensan lo contrario, pero a mí no me gusta, no me convence mi pelo, no me hace sentir cómoda. Y me pregunto: ¿soy la única con un cabello no-perfecto? ¿o, al menos, un cabello no-lindo?
Y la pregunta más filósofica que me he hecho respecto a ese tema: ¿Por qué L'Oréal kids sacó su famoso comercial para cabello lacio y nunca hizo uno para los rulos?
La canción es pegajosa, creo que todos la hemos escuchado: Qué bonito es tener el pelo liso, liso pero no quebradizo
Irónicamente, con mi tercer laceado japonés, Johnsons Baby me animó y sacó este comercial:
shuuua shua shua mira qué rulitos tan bonitos que yo tengo en mi pelito.
Fin de la transmisión.
(¿qué cosa tan hueca acabo de escribir? critíquenme.)
miércoles, mayo 13
Mamá,
¿te parece correcto espiarme?
Bien, no sé si se le puede llamar espiar, pero no me agradó enterarme.
Entré a la computadora de mi mamá para bajarme música, iba a entrar a una página en internet y sale como opción "mandarina alterada". Me quedé helada, yo nunca había entrado a mi blog en esa computadora. Entré al historial y OH SORPRESA: martes, mandarina alterada; lunes, mandarina alterada; la semana pasada, mandarina alterada; hace dos semanas, mandarina alterada; hace un mes, MANDARINA ALTERADA.
Hay cosas que escribo aquí de las que mi mamá no tiene por qué enterarse, además me parece una violación a mi privacidad porque lee lo que escribo completamente en secreto (no me comenta nada), y eso me hace sentir espiada.
Por eso he cambiado el nombre de la página, quizás eso haga que más de una persona no encuentre mi blog, pero será sólo por unos días. Hasta que encuentre solución.
ARGH! quiero que mi blog sea mandarina-alterada, no mandarina-alterada-sinprivacidad...
Estoy de mal humor.
Bien, no sé si se le puede llamar espiar, pero no me agradó enterarme.
Entré a la computadora de mi mamá para bajarme música, iba a entrar a una página en internet y sale como opción "mandarina alterada". Me quedé helada, yo nunca había entrado a mi blog en esa computadora. Entré al historial y OH SORPRESA: martes, mandarina alterada; lunes, mandarina alterada; la semana pasada, mandarina alterada; hace dos semanas, mandarina alterada; hace un mes, MANDARINA ALTERADA.
Hay cosas que escribo aquí de las que mi mamá no tiene por qué enterarse, además me parece una violación a mi privacidad porque lee lo que escribo completamente en secreto (no me comenta nada), y eso me hace sentir espiada.
Por eso he cambiado el nombre de la página, quizás eso haga que más de una persona no encuentre mi blog, pero será sólo por unos días. Hasta que encuentre solución.
ARGH! quiero que mi blog sea mandarina-alterada, no mandarina-alterada-sinprivacidad...
Estoy de mal humor.
sábado, mayo 2
¿?
Se siente extraño que quien decía amarte más que cualquiera en este mundo te trate como a una perra. Que te insulte por messenger y en persona te trate como una princesa.
¿Qué fin tiene tu venganza? ¿Sentirte mejor? ¿Es que eres tan patán como para hacer llorar a una chica para tú sonreir?
Detesto que me mientas cuando me dices que nunca más volverás a hacer eso, ¿dónde quedó el "no tendrás por qué llorar de ahora en adelante"? Quizás seguir a tu lado sea un riesgo, seguir a tu lado es estar dispuesta a recibir maltratos. Cuando me muestro fuerte, te enfureces, te molesta saber que tus pendejadas no me afectan. Sin embargo, en el fondo, sabes que estoy mal, sabes que delante de la pantalla estoy llorando, y te lo digo ahora para que, tal vez, al leerlo sonrías. Tal vez estés satisfecho, lograste lo que querías.
A veces me pregunto, ¿por qué no te contesto? ¿por qué no te devuelvo las cosas que me haces? En lugar de eso me quedo callada, lo cual hace que tomes confianza para seguir con tu patanería. Dijiste que lo hacía por cobarde, pues no, no es cobardía, es prudencia. No tengo por qué caer en esos juegos con los que me retas, lo único que lograría sería dañarnos más, a los dos. A veces veo tu actitud mientras yo estoy en silencio y sólo pienso "agradece que no te contesto".
Entérate: si no lo hago, no es porque no pueda.
¿Perra? ¿Acaso lo soy? Entonces comparemos situaciones, un señor tiene una perra la cual decía querer mucho, un día se hartó de ella y le pegó de manera abusiva, pero luego piensa que no debió hacer eso y le pide disculpas, le hace cariño para recompensarla. Ella acepta el cariño y todo sigue normal. Llega un segundo día y el señor por un impulso le vuelve a pegar, lo piensa, le pide perdón, le hace cariño, la perra lo mira, lo acepta. Todo vuelve a ser como antes. Llega un tercer día, un cuarto día, un quinto día... El señor le vuelve a pedir perdón, pero algo ha cambiado ahora: la perra ya no quiere nada. El señor se acerca para abrazarla pero la perra ya no confía, cree que en lugar de abrazarla, le va a tirar un golpe. El señor se acerca, arrepentido, la perra se aleja caminando hacia atrás. El señor llora, la perra se esconde bajo la cama. El señor trata de agarrarla, la perra llora, pero no le muerde. El señor hace todo por llamar su atención, pero eso la asusta más, ella sabe que si sale de la cama le va a pegar. Ella sólo se pega a la pared para que la mano del señor no llegue a tocarla. La pared está fría, la cama está solitaria, y la mano del señor la quiere alcanzar. La perra está acorralada en un rincón oscuro, no tiene a nadie, está asustada. Alguien que decía amarla, en quien ella solía confiar, se convirtió en su mayor temor. El señor le da miedo.
Tú me das miedo...
Ahora te pregunto:
¿Estás seguro que lo que dices sentir es completamente puro?
*
Nota: lo escrito aquí no necesariamente es real, no necesariamente es falso, no necesariamente es algo bien escrito y por último, no necesariamente es algo para desahogarme.
Posdata: Por favor, lee la entrada de abajo y dime si prefieres la canción del video para ponerla en el blog en lugar de Tire Swing)
¿Qué fin tiene tu venganza? ¿Sentirte mejor? ¿Es que eres tan patán como para hacer llorar a una chica para tú sonreir?
Detesto que me mientas cuando me dices que nunca más volverás a hacer eso, ¿dónde quedó el "no tendrás por qué llorar de ahora en adelante"? Quizás seguir a tu lado sea un riesgo, seguir a tu lado es estar dispuesta a recibir maltratos. Cuando me muestro fuerte, te enfureces, te molesta saber que tus pendejadas no me afectan. Sin embargo, en el fondo, sabes que estoy mal, sabes que delante de la pantalla estoy llorando, y te lo digo ahora para que, tal vez, al leerlo sonrías. Tal vez estés satisfecho, lograste lo que querías.
A veces me pregunto, ¿por qué no te contesto? ¿por qué no te devuelvo las cosas que me haces? En lugar de eso me quedo callada, lo cual hace que tomes confianza para seguir con tu patanería. Dijiste que lo hacía por cobarde, pues no, no es cobardía, es prudencia. No tengo por qué caer en esos juegos con los que me retas, lo único que lograría sería dañarnos más, a los dos. A veces veo tu actitud mientras yo estoy en silencio y sólo pienso "agradece que no te contesto".
Entérate: si no lo hago, no es porque no pueda.
¿Perra? ¿Acaso lo soy? Entonces comparemos situaciones, un señor tiene una perra la cual decía querer mucho, un día se hartó de ella y le pegó de manera abusiva, pero luego piensa que no debió hacer eso y le pide disculpas, le hace cariño para recompensarla. Ella acepta el cariño y todo sigue normal. Llega un segundo día y el señor por un impulso le vuelve a pegar, lo piensa, le pide perdón, le hace cariño, la perra lo mira, lo acepta. Todo vuelve a ser como antes. Llega un tercer día, un cuarto día, un quinto día... El señor le vuelve a pedir perdón, pero algo ha cambiado ahora: la perra ya no quiere nada. El señor se acerca para abrazarla pero la perra ya no confía, cree que en lugar de abrazarla, le va a tirar un golpe. El señor se acerca, arrepentido, la perra se aleja caminando hacia atrás. El señor llora, la perra se esconde bajo la cama. El señor trata de agarrarla, la perra llora, pero no le muerde. El señor hace todo por llamar su atención, pero eso la asusta más, ella sabe que si sale de la cama le va a pegar. Ella sólo se pega a la pared para que la mano del señor no llegue a tocarla. La pared está fría, la cama está solitaria, y la mano del señor la quiere alcanzar. La perra está acorralada en un rincón oscuro, no tiene a nadie, está asustada. Alguien que decía amarla, en quien ella solía confiar, se convirtió en su mayor temor. El señor le da miedo.
Tú me das miedo...
Ahora te pregunto:
¿Estás seguro que lo que dices sentir es completamente puro?
*
Nota: lo escrito aquí no necesariamente es real, no necesariamente es falso, no necesariamente es algo bien escrito y por último, no necesariamente es algo para desahogarme.
Posdata: Por favor, lee la entrada de abajo y dime si prefieres la canción del video para ponerla en el blog en lugar de Tire Swing)
All I want is you ♪
Me gusta mucho esta canción, estoy pensando en ponerla para que suene siempre en el blog en lugar de Tire Swing de Kimya Dawson, ¿Qué opinan?
Estoy escribiendo algo en Word, pero algo me impide terminarlo. No quiero que la mandarina alterada se pudra :(
(Pequeña posdata: gracias a todos los que me han hecho reír y sentir especial en este año.)
Estoy escribiendo algo en Word, pero algo me impide terminarlo. No quiero que la mandarina alterada se pudra :(
(Pequeña posdata: gracias a todos los que me han hecho reír y sentir especial en este año.)
jueves, abril 23
Me perdí
y no me encuentro. Tengo muchas cosas por escribir pero se quedarán a mi lado un tiempo más.
No tengo mucho tiempo para el blog, no hoy, no esta semana, no este mes.
No quiero dejar de escribir, la mandarina sólo se quedó en el mostrador mirando a la gente pasar. Ya volverá.
No tengo mucho tiempo para el blog, no hoy, no esta semana, no este mes.
No quiero dejar de escribir, la mandarina sólo se quedó en el mostrador mirando a la gente pasar. Ya volverá.
domingo, abril 12
El método Gronholm.
"No buscamos un buen hombre que parezca un hijo de puta, lo que queremos es un hijo de puta que parezca un buen hombre. Adiós y gracias.”
Libreto (una pequeña parte):
Mercedes cuelga el celular.
Mercedes: Mi madre ha muerto.
Carlos: ¿Qué dices?
Mercedes: Que ha muerto.
Enrique: Hostia...
Carlos: ¿Qué ha pasado?
Mercedes: La tenían en la UVI... Un ataque de corazón.
Enrique: Lo siento.
Carlos: Pero si hace rato te han llamado...
Mercedes: Se ve que mientras que estábamos hablando ya había entrado en crisis y mi hermana aún no lo sabía.
Carlos: Mercedes...
Mercedes: Bueno, me debo ir.
Carlos: ¿Quieres que te acompañe? Yo también me debo ir.
Mercedes: No es necesario. Tengo el coche aquí... Mierda. Debería haber ido cuando me llamó antes.
Carlos: Tampoco hace tanto. No habrías llegado a tiempo.
Mercedes: Pero no he ido. Me he quedado aquí. Mierda.
Carlos: Quizás es mejor que no conduzcas. A mí no me importa.
Mercedes: Gracias.
Mercedes y Carlos recogen sus cosas.
Fernando: Me sabe mal.
Mercedes: ¿A ti?
Fernando: Sí, a mí.
Mercedes: Tú lo único que piensas es... Mira, dos menos.
Fernando: Soy un malparido, pero no tanto.
Enrique: Estoy seguro de que entederá que te debes ir.
Fernando: Al principio han dicho que quien se marchara, fuera por lo que fuera, quedaba eliminado.
Carlos: Cómo puedes ser tan...
Fernando: Es lo que nos han dicho.
Enrique: En todo caso, no eres tú quien lo ha de decidir.
Fernando: No, pero lo han dicho.
Mercedes: Espero que te elijan. Yo lo haría. Hijos de puta como tú no se encuetran cada día.
Fernando: Eh, que yo no he matado a tu madre.
Mercedes lo mira, enfurecida.
[...]
Mercedes: Me quedo.
Carlos: ¿Qué?
Mercedes: Que me quedo.
Carlos: Mercedes...
Mercedes: Está muerta. No viene de media hora.
Carlos: ¿Cómo puedes decir una cosa así?
Mercedes: No puedo irme.
[...]
Fernando: Se nota que entre tu madre y tú había cariño.
Mercedes: Di lo que quieras. A mí no me pondrás nerviosa.
[...]
Carlos abre la puerta y se va.
Mercedes: Mi madre haría lo mismo.
Fernando: Cojones, qué familia.
Por Jordi Galcerán, “El mètode Grönholm”
Sacado de un blog:
¿Quieres llegar alto y rápido, como un cohete?
¿Quieres triunfar en el juego salvaje de la vida?
Es lo más fácil del mundo.
Antes de lanzar los dados, antes de escoger si te toca el barquito, la plancha o el zapato, tienes que tomar una decisión: volverte un hijo de puta.
Nada de estudiar.
Nada de ser honesto y poner la otra mejilla.
Tampoco leas El Secreto porque este secreto es más útil y te lo doy gratis: vuélvete un hijo de puta.
Comienza mintiendo, como todos.
Luego, búrlate de los demás. Ridiculízalos.
Minimiza, despersonaliza, condena, segrega, divide y avanzarás 4 casilleros.
Después ponte arriba a punta de prejuicios: condena a las mujeres, a los gays, a los sensibles, a los que pelean, a los que no obedecen, a todos. Así darás más rápido la vuelta al tablero. Sin escrúpulos. Sin parada libre.
Maltrátalos en nombre de la normalidad: eso te pondrá por encima y te dará autoridad moral e intelectual, aunque seas ruin y no sepas nada.
Si eres chola maltrata a cualquier mestiza y usa oro, mucho oro.
Si eres ignorante, pontifica.
Rebaja a todos en grupo y brilla tú solito. Sigue, sigue avanzando y pasarás por Go.
Pisa cabezas, traiciona, desprecia. Habla mal de tu jefe pero nunca a él, porque puede corregirse y mejorar y recuerda que él también compite. Genera basura y culpa a los demás. Haz trampa con los dados y no lo admitas: ser cínico se parece a ser cool y ser ofensivo se parece a ser sincero. Jamás confieses tus debilidades y si lo haces, que parezca que estás enseñando a los burros ustedes que no han vivido lo que he vivido yo.
Ahora, genera violencia. Chismea, enfrenta, secretea, usa a los otros para fines tuyos que ellos no conozcan. Sal de la cárcel gratis. Ya estás ganando: pégate a los grandes. Frecuéntalos. Aparece en la foto. O al menos habla bien de ellos. Duda del Holocausto. Rescata a Milosevic. Admira el pragmatismo de Fujimori y la firmeza de Pinochet y aspira a ser igualito. Gánate la cumbre de todos tus afanes y cuando estés allí sigue siendo el de siempre, o mejor, sé peor y hazte admirar: "hijos de puta como tú no se encuentran todos los días." Y si sientes culpa –de repente, entredormido- mira tu carrazo, tus ferrocarriles, tu fama, tu casa en Paseo Tablado o lo que sea que hayas conseguido y ponle al lado el mejor psicólogo. No un psicólogo laboral. El psicólogo perfecto. Uno que sea capaz de hacer sentir bien a alguien que ha luchado tanto como tú.
Por http://blogs.elcomercio.com.pe/tuvidaespuroteatro/ (Visiten el blog, es muy bueno)
Me tomé la libertad de ponerlo en mi blog luego de leerlo, ya que esta obra me hizo pensar mucho sobre cuanto uno desea ser alguien.
PD: No apoyo los consejos dados, sólo son pensamientos de un personaje que me parecieron interesantes.
Libreto (una pequeña parte):
Mercedes cuelga el celular.
Mercedes: Mi madre ha muerto.
Carlos: ¿Qué dices?
Mercedes: Que ha muerto.
Enrique: Hostia...
Carlos: ¿Qué ha pasado?
Mercedes: La tenían en la UVI... Un ataque de corazón.
Enrique: Lo siento.
Carlos: Pero si hace rato te han llamado...
Mercedes: Se ve que mientras que estábamos hablando ya había entrado en crisis y mi hermana aún no lo sabía.
Carlos: Mercedes...
Mercedes: Bueno, me debo ir.
Carlos: ¿Quieres que te acompañe? Yo también me debo ir.
Mercedes: No es necesario. Tengo el coche aquí... Mierda. Debería haber ido cuando me llamó antes.
Carlos: Tampoco hace tanto. No habrías llegado a tiempo.
Mercedes: Pero no he ido. Me he quedado aquí. Mierda.
Carlos: Quizás es mejor que no conduzcas. A mí no me importa.
Mercedes: Gracias.
Mercedes y Carlos recogen sus cosas.
Fernando: Me sabe mal.
Mercedes: ¿A ti?
Fernando: Sí, a mí.
Mercedes: Tú lo único que piensas es... Mira, dos menos.
Fernando: Soy un malparido, pero no tanto.
Enrique: Estoy seguro de que entederá que te debes ir.
Fernando: Al principio han dicho que quien se marchara, fuera por lo que fuera, quedaba eliminado.
Carlos: Cómo puedes ser tan...
Fernando: Es lo que nos han dicho.
Enrique: En todo caso, no eres tú quien lo ha de decidir.
Fernando: No, pero lo han dicho.
Mercedes: Espero que te elijan. Yo lo haría. Hijos de puta como tú no se encuetran cada día.
Fernando: Eh, que yo no he matado a tu madre.
Mercedes lo mira, enfurecida.
[...]
Mercedes: Me quedo.
Carlos: ¿Qué?
Mercedes: Que me quedo.
Carlos: Mercedes...
Mercedes: Está muerta. No viene de media hora.
Carlos: ¿Cómo puedes decir una cosa así?
Mercedes: No puedo irme.
[...]
Fernando: Se nota que entre tu madre y tú había cariño.
Mercedes: Di lo que quieras. A mí no me pondrás nerviosa.
[...]
Carlos abre la puerta y se va.
Mercedes: Mi madre haría lo mismo.
Fernando: Cojones, qué familia.
Por Jordi Galcerán, “El mètode Grönholm”
Sacado de un blog:
¿Quieres llegar alto y rápido, como un cohete?
¿Quieres triunfar en el juego salvaje de la vida?
Es lo más fácil del mundo.
Antes de lanzar los dados, antes de escoger si te toca el barquito, la plancha o el zapato, tienes que tomar una decisión: volverte un hijo de puta.
Nada de estudiar.
Nada de ser honesto y poner la otra mejilla.
Tampoco leas El Secreto porque este secreto es más útil y te lo doy gratis: vuélvete un hijo de puta.
Comienza mintiendo, como todos.
Luego, búrlate de los demás. Ridiculízalos.
Minimiza, despersonaliza, condena, segrega, divide y avanzarás 4 casilleros.
Después ponte arriba a punta de prejuicios: condena a las mujeres, a los gays, a los sensibles, a los que pelean, a los que no obedecen, a todos. Así darás más rápido la vuelta al tablero. Sin escrúpulos. Sin parada libre.
Maltrátalos en nombre de la normalidad: eso te pondrá por encima y te dará autoridad moral e intelectual, aunque seas ruin y no sepas nada.
Si eres chola maltrata a cualquier mestiza y usa oro, mucho oro.
Si eres ignorante, pontifica.
Rebaja a todos en grupo y brilla tú solito. Sigue, sigue avanzando y pasarás por Go.
Pisa cabezas, traiciona, desprecia. Habla mal de tu jefe pero nunca a él, porque puede corregirse y mejorar y recuerda que él también compite. Genera basura y culpa a los demás. Haz trampa con los dados y no lo admitas: ser cínico se parece a ser cool y ser ofensivo se parece a ser sincero. Jamás confieses tus debilidades y si lo haces, que parezca que estás enseñando a los burros ustedes que no han vivido lo que he vivido yo.
Ahora, genera violencia. Chismea, enfrenta, secretea, usa a los otros para fines tuyos que ellos no conozcan. Sal de la cárcel gratis. Ya estás ganando: pégate a los grandes. Frecuéntalos. Aparece en la foto. O al menos habla bien de ellos. Duda del Holocausto. Rescata a Milosevic. Admira el pragmatismo de Fujimori y la firmeza de Pinochet y aspira a ser igualito. Gánate la cumbre de todos tus afanes y cuando estés allí sigue siendo el de siempre, o mejor, sé peor y hazte admirar: "hijos de puta como tú no se encuentran todos los días." Y si sientes culpa –de repente, entredormido- mira tu carrazo, tus ferrocarriles, tu fama, tu casa en Paseo Tablado o lo que sea que hayas conseguido y ponle al lado el mejor psicólogo. No un psicólogo laboral. El psicólogo perfecto. Uno que sea capaz de hacer sentir bien a alguien que ha luchado tanto como tú.
Por http://blogs.elcomercio.com.pe/tuvidaespuroteatro/ (Visiten el blog, es muy bueno)
Me tomé la libertad de ponerlo en mi blog luego de leerlo, ya que esta obra me hizo pensar mucho sobre cuanto uno desea ser alguien.
PD: No apoyo los consejos dados, sólo son pensamientos de un personaje que me parecieron interesantes.
viernes, abril 10
Te extraño.
"Todos tenemos momentos en los que nos sentimos solos, ¿no?" me dijo al teléfono.
Acababa de regresar del trabajo y se preparaba una leche, "que feo es voltear y que no haya nadie, quise escuchar tu voz antes de dormir", qué ganas de llorar tuve. Qué ganas de quitarle esa soledad, qué ganas de abrazarlo y reírme con él, qué ganas de ser su niñita, con quien jugaba todo el día.
-
Daría todo porque no te sientas así.
Me gustaría retroceder el tiempo, para disfrutarlo más, para volver al parque, como lo hacíamos antes, patinar, caminar, jugar chapadas y escondidas hasta caerme al suelo y que tú me levantes, me ayudes a lavarme y me prepares algo rico de comer para aliviar el dolor.
Cómo quisiera, sentarme de nuevo a tu lado y ver partidos de fútbol, con mi mamá al lado, a veces aburrida, a veces emocionada, pero siempre ahí, cuidándonos. Insultar a los jugadores cuando hacen algo malo, saltar y gritar por cada gol peruano.
Echarme a tu lado y ver televisión era lo mejor del mundo, ver a quienes nosotros llamábamos nuestros héroes, ¿quiénes eran? Los tres chiflados y Garfield. Veíamos también programas como Pataclaun y la Paisana Jacinta.
Me encanta la manera en la que me tratabas (y me tratas), jamás olvidaré cuando me pedías que me acerque para contarme un secreto y eructabas cerca de mi oreja (¡Y no hablemos de mocos!). Recordé nuestros juegos que eran un poco toscos, a uno lo llamábamos Karate, los dos en medio de la sala pegándonos. Claro, tú siempre me tratabas con cuidado, siempre me dejaste ganar. Ciertas veces te di buenos golpes, tú sólo te reías mientras te sobabas. Jugábamos al hilito de baba, tenías que formar el hilo de saliva más grande posible desde tu boca hacia mi cara, pero la saliva no debía tocarme por nada del mundo. Jamás me cayó nada, en cambio yo no pude controlar mi saliva y muchas veces tu cara quedó mojada. Nuestro famoso juego llamado dedo gordo en la boca, un juego que sólo tu y yo jugaríamos. Ni hablar cuando mencionaba que tenía que ir al baño, lo primero que hacías era gritar "¡COSQUILLAS!" mientras yo corría desesperada, muchas veces mi pobre vejiga no pudo aguantar. La última vez que me hiciste cosquillas fue la última vez que viniste a Perú, estaba amarga por alguna cosa y te propusiste hacerme reir, corrí por toda la casa pero igual me alcanzaste. Eso fue cuando tenía 15 años, ya tengo 16 y necesito más cosquillas.
Te agradezco tanto esos juegos, te agradezco cada vez que me dijiste "Eres una palomilla, y me encanta que seas así". Siempre te gustaron mis travesuras, siempre te gustó que las profesoras digan que soy buena alumna "pero" muy habladora, siempre me dijiste que no querías que fuera primer puesto, te bastaba con ver mi esfuerzo y que fuera alguien alegre, siempre dispuesta a jugar.
Gracias a ti sigo siendo una niña, porque tú siempre fuiste un niño conmigo, gracias a ti aprecio la hermosura de jugar. Me enseñaste que madurar no es crecer, y que no crecer de corazón es lindo. Me enseñaste que es más divertido ser un niño que ser un adolescente típico. Que hay mil maneras de reir, mil maneras de respirar el aire, mil maneras de decir "Te quiero".
Gracias a ti soy lo que soy.
¿Sabes? a veces me cuesta dormir, y en lugar de soñar me pongo a llorar. Extraño tus cuentos, aquellos que, si bien no me hacían dormir, me hacían reir. Nunca me leíste uno, y eso fue lo mejor de todo. Me contabas tus propios cuentos, tus versiones de los que son clásicos, veías imágenes de libros y sacabas historias diferentes. Moriría por un cuento más.
Luego de reír, podía soñar. Nosotros teníamos un jardín que visitábamos en sueños, tenía muchas flores y cada noche cambiaban de colores, siempre jugábamos ahí. Era el mundo perfecto, todo era lindo y nunca habían problemas, no había nada por qué preocuparnos. Cuando despertábamos me preguntabas si me gustó el jardín ese día, yo siempre te decía que sí, pues siempre estaba hermoso. Le contábamos a mi mamá de qué colores estaban las flores, y qué juegos habíamos jugado en ese sueño. Pasó el tiempo y un día me dijiste qe siempre visitabas el jardín pero ya no me encontrabas, fui unas veces más y el tiempo volvió a pasar. Otro día, antes de dormir, me contaste que fuiste a nuestro a jardín y estaba marchito. Desde ese momento suelo visitarlo para mantenerlo, y me encanta cuando te encuentro ahí.
Me arrepiento de cada día en que no quise salir contigo, y te quisiera pedir perdón por cada cosa que he hecho o dicho que te haya dañado. Quisiera recuperar todo el tiempo que no te veo. ¿Sabes de lo que más me arrepiento? De no poder decirte todo esto ahora, no poder decírtelo al teléfono. Sin embargo, un día te lo mandaré como una carta o te lo diré de frente, pues no quiero que llegue el momento en que diga "Es muy tarde, y nunca se lo dije". Te prometo que sabrás todo esto.
La verdad es que te extraño, y te quiero a mi lado. Extraño reirme contigo, extraño dibujarte cosas, extraño dedicarte mis partidos de basket, extraño jugar contigo, extraño todo lo mencionado antes.
Hasta ahora tengo el recuerdo de tu pared con un dibujo que te hice más o menos cuanto tenía seis años, "Te quiero papá" y mi mamá y yo junto a ti, los tres pintados con acuarelas, plumones, y colores. Enmarcaste el dibujo y es el único cuadro colgado en tu cuarto, una vez me dijiste que nunca lo dejabas de ver.
Me haces falta papá...
Te amo más que a mi propia vida. (Papá, papá, papá. Qué linda palabra.)
Regresa, por favor.
-
*No me siento satisfecha con esto pues tú te mereces un escrito mucho más lindo y mucho más largo. He llorado tantas veces por no tenerte cerca y también de felicidad por tener al mejor papá del mundo.
Acababa de regresar del trabajo y se preparaba una leche, "que feo es voltear y que no haya nadie, quise escuchar tu voz antes de dormir", qué ganas de llorar tuve. Qué ganas de quitarle esa soledad, qué ganas de abrazarlo y reírme con él, qué ganas de ser su niñita, con quien jugaba todo el día.
-
Daría todo porque no te sientas así.
Me gustaría retroceder el tiempo, para disfrutarlo más, para volver al parque, como lo hacíamos antes, patinar, caminar, jugar chapadas y escondidas hasta caerme al suelo y que tú me levantes, me ayudes a lavarme y me prepares algo rico de comer para aliviar el dolor.
Cómo quisiera, sentarme de nuevo a tu lado y ver partidos de fútbol, con mi mamá al lado, a veces aburrida, a veces emocionada, pero siempre ahí, cuidándonos. Insultar a los jugadores cuando hacen algo malo, saltar y gritar por cada gol peruano.
Echarme a tu lado y ver televisión era lo mejor del mundo, ver a quienes nosotros llamábamos nuestros héroes, ¿quiénes eran? Los tres chiflados y Garfield. Veíamos también programas como Pataclaun y la Paisana Jacinta.
Me encanta la manera en la que me tratabas (y me tratas), jamás olvidaré cuando me pedías que me acerque para contarme un secreto y eructabas cerca de mi oreja (¡Y no hablemos de mocos!). Recordé nuestros juegos que eran un poco toscos, a uno lo llamábamos Karate, los dos en medio de la sala pegándonos. Claro, tú siempre me tratabas con cuidado, siempre me dejaste ganar. Ciertas veces te di buenos golpes, tú sólo te reías mientras te sobabas. Jugábamos al hilito de baba, tenías que formar el hilo de saliva más grande posible desde tu boca hacia mi cara, pero la saliva no debía tocarme por nada del mundo. Jamás me cayó nada, en cambio yo no pude controlar mi saliva y muchas veces tu cara quedó mojada. Nuestro famoso juego llamado dedo gordo en la boca, un juego que sólo tu y yo jugaríamos. Ni hablar cuando mencionaba que tenía que ir al baño, lo primero que hacías era gritar "¡COSQUILLAS!" mientras yo corría desesperada, muchas veces mi pobre vejiga no pudo aguantar. La última vez que me hiciste cosquillas fue la última vez que viniste a Perú, estaba amarga por alguna cosa y te propusiste hacerme reir, corrí por toda la casa pero igual me alcanzaste. Eso fue cuando tenía 15 años, ya tengo 16 y necesito más cosquillas.
Te agradezco tanto esos juegos, te agradezco cada vez que me dijiste "Eres una palomilla, y me encanta que seas así". Siempre te gustaron mis travesuras, siempre te gustó que las profesoras digan que soy buena alumna "pero" muy habladora, siempre me dijiste que no querías que fuera primer puesto, te bastaba con ver mi esfuerzo y que fuera alguien alegre, siempre dispuesta a jugar.
Gracias a ti sigo siendo una niña, porque tú siempre fuiste un niño conmigo, gracias a ti aprecio la hermosura de jugar. Me enseñaste que madurar no es crecer, y que no crecer de corazón es lindo. Me enseñaste que es más divertido ser un niño que ser un adolescente típico. Que hay mil maneras de reir, mil maneras de respirar el aire, mil maneras de decir "Te quiero".
Gracias a ti soy lo que soy.
¿Sabes? a veces me cuesta dormir, y en lugar de soñar me pongo a llorar. Extraño tus cuentos, aquellos que, si bien no me hacían dormir, me hacían reir. Nunca me leíste uno, y eso fue lo mejor de todo. Me contabas tus propios cuentos, tus versiones de los que son clásicos, veías imágenes de libros y sacabas historias diferentes. Moriría por un cuento más.
Luego de reír, podía soñar. Nosotros teníamos un jardín que visitábamos en sueños, tenía muchas flores y cada noche cambiaban de colores, siempre jugábamos ahí. Era el mundo perfecto, todo era lindo y nunca habían problemas, no había nada por qué preocuparnos. Cuando despertábamos me preguntabas si me gustó el jardín ese día, yo siempre te decía que sí, pues siempre estaba hermoso. Le contábamos a mi mamá de qué colores estaban las flores, y qué juegos habíamos jugado en ese sueño. Pasó el tiempo y un día me dijiste qe siempre visitabas el jardín pero ya no me encontrabas, fui unas veces más y el tiempo volvió a pasar. Otro día, antes de dormir, me contaste que fuiste a nuestro a jardín y estaba marchito. Desde ese momento suelo visitarlo para mantenerlo, y me encanta cuando te encuentro ahí.
Me arrepiento de cada día en que no quise salir contigo, y te quisiera pedir perdón por cada cosa que he hecho o dicho que te haya dañado. Quisiera recuperar todo el tiempo que no te veo. ¿Sabes de lo que más me arrepiento? De no poder decirte todo esto ahora, no poder decírtelo al teléfono. Sin embargo, un día te lo mandaré como una carta o te lo diré de frente, pues no quiero que llegue el momento en que diga "Es muy tarde, y nunca se lo dije". Te prometo que sabrás todo esto.
La verdad es que te extraño, y te quiero a mi lado. Extraño reirme contigo, extraño dibujarte cosas, extraño dedicarte mis partidos de basket, extraño jugar contigo, extraño todo lo mencionado antes.
Hasta ahora tengo el recuerdo de tu pared con un dibujo que te hice más o menos cuanto tenía seis años, "Te quiero papá" y mi mamá y yo junto a ti, los tres pintados con acuarelas, plumones, y colores. Enmarcaste el dibujo y es el único cuadro colgado en tu cuarto, una vez me dijiste que nunca lo dejabas de ver.
Me haces falta papá...
Te amo más que a mi propia vida. (Papá, papá, papá. Qué linda palabra.)
Regresa, por favor.
-
*No me siento satisfecha con esto pues tú te mereces un escrito mucho más lindo y mucho más largo. He llorado tantas veces por no tenerte cerca y también de felicidad por tener al mejor papá del mundo.
viernes, abril 3
Andrea.
Hace unos días empecé a abrir cajones, latas y cuadernos que hace tiempo no veía. Encontré muchas cartas, sobre todo de Andrea, encontré además un anillito rosado (que ya no me queda) que ella me regaló hace muchos años.
La conocí en segundo grado de primaria, cuando en el salón nos sentábamos en grupos, las carpetas (que son de dos personas) se juntaban para formar grupos de seis personas. Gracias a Dios nos pusieron juntas, ella se sentaba al frente mío con una amiga, Lourdes. No recuerdo quiénes eran los otros tres del grupo, pero eso no importa. Andrea era muy tímida, no hablaba mucho, sólo con Lourdes, pero siempre en voz baja. Poco a poco empezó a hablarme a mí también y empezamos a pasar los recreos juntas.
Luego comenzamos también a contarnos todas nuestras cosas (aunque a los 7 años, el mayor secreto era quién te gustaba). Empezamos a jugar basket juntas, ella ya entrenaba y yo me metí para estar más tiempo juntas (pensar que luego el basket se volvería la pasión de mis días :D).
Luego empezamos a llamarnos "mejores amigas".
En tercero nos volvió a tocar en el mismo salón, apareció una nueva amiga que las dos quisimos y queremos mucho, y junto a ella nos dimos cuenta de un defecto nuestro: éramos celosas. No me gustaba la idea de que otra pueda ser su mejor amiga, y a ella tampoco le gustaba esa idea conmigo. Recuerdo que si una hablaba mucho de alguna amiga, la otra se resentía. Sin embargo, apredimos que eso no podía ser así, que podíamos tener mil amistades pero ninguna sería como la nuestra.
En cuarto (y quinto) hubo pocos celos, pero no fueron un problema. Eran celos inocentes y mínimos que se arreglaban en un minuto con sólo ir a comprar al kiosko antes de entrenar basket. Tuvimos otros problemas, eso es cierto. No los recuerdo bien, lo que recuerdo son las reconciliaciones pues lo mejor es guardar en la cabeza las cosas bonitas. Muchas fueron en medio del entrenamiento de basket, corriendo, nos decíamos lo que pensábamos y si habíamos rajado la una de la otra, nos lo contábamos. Eso me encantaba, yo sabía que si peleábamos y hablaba mal de mí, me lo diría. No creería que hubiera rajado de mí si me lo decía otra persona, tenía que ser ella y nadie mas, la persona en quien más confiaba. Y lo mismo conmigo, yo también se lo decía todo.
Arreglábamos las cosas, y me acuerdo que cierta vez nos confesamos que lloramos porque no aguantábamos el no hablar ni estar juntas.
Sexto de primaria, a mi parecer fue nuestro año. Lo que más se quedó grabado en mi cabeza, fue ese día en que entramos a unas cabinas y nos encontramos una agenda. decidimos guardarla y hacer como si nunca la hubiéramos visto. ¡Qué verguenza pasamos! no teníamos malas intenciones, y la prueba de eso es que la agenda era realmente fea. Lo que queríamos era leer lo que había adentro. Era un sábado, Andrea y yo quedamos en que leeríamos la agenda en lunes en el recreo y yo me la llevaría a casa mientras tanto. Me hizo prometer no leerla, y así fue. El lunes la leeríamos juntas, nos reímos por las huachafadas de una chica que no conocíamos, hablaba de su gran amor, del cual no recuerdo su nombre. Tiramos la agenda al tacho de basura luego de haberla leído entera.
Teníamos una confianza tan grande para burlanos de quien queríamos, rajar y preguntarnos qué ponernos, llorar por no querer separarnos (ya que había posibilidad de que vaya a vivir a Estados Unidos), bailar Axé, llamar a la gente para molestarla, contarnos todo, realmente todo y no decírselo a nadie, hacernos mil cartas, ir al cine y tirarle canchita a la gente, comer y pasar el día juntas luego de cualquier partido de basket, estar con mi familia en la reunión de mi primera comunión :'), hacer pijamadas y no dormir, ir juntas a cabinas porque no teníamos internet, ir a la piscina... reír como locas, llorar también.
Nosotras jugamos desde muñecas hasta basket, hablamos desde niñerías hasta cosas serias. Fuimos mejores amigas desde segundo de primaria hasta primero de secundaria, crecimos juntas y junto a ella dejé las barbies y la talla 10.
Hace meses que no hablamos y hace años que no salimos, sin embargo aún recuerdo que su cumpleaños es el 22 de enero, que siempre le gustaron las series argentinas, y que fue ella quien me enseñó que sí es posible llorar por una amiga.
Es increíble todo lo que puedes sentir al abrir un cajón, latas o cuadernos y encontrar cosas que hace tiempo no veías... leer cartas de hace años y darte cuenta cómo has cambiado del pasado al presente.
- Andrea, como esto es serio, decirte "te amo" sonaría muy comprometedor y extraño, pero un "te quiero" sería muy poco,
así que de una manera fresca y espontánea: T E A M O ! :D
Suscribirse a:
Entradas (Atom)