jueves, marzo 28

So sorry

Me desperté y cogí mi celular. No había ninguna mensaje de él, aún. Seguro seguía dormido, total, todavía era temprano. Pero yo estaba muy ansiosa para retomar el sueño: después de mucho tiempo íbamos a tomarnos un día sólo para ambos, lejos del trabajo o cualquier otra responsabilidad. Me tomé todo el tiempo del mundo para servirme un rico desayuno. Prendí la tele y estaba dando el típico programa mañanero para mujeres. No me molestaba. Nada me podía molestar.

Dejé mi plato en el lavadero y salí de la cocina. No tenía ganas de lavar. 

Caminé por la casa. Rodeé la mesa. Entré a mi cuarto. Abrí mis cajones. Salí de mi cuarto. Pensé en qué ponerme. Hoy no quería buzo y zapatillas. Entré a mi cuarto, vi mis blusas, mis pantalones, mis faldas, mis vestidos. Y salí de mi cuarto.

Nada me apuraba, aún era muy temprano. Me eché en mi cama y la tele seguía prendida. Me acordé de esa linda falda de flores que nunca me había visto puesta. Salí a bañarme, y usé ese rico shampoo de mi mamá que sólo uso cuando me siento muy linda.

Me quedé sentada en bata sobre mi cama por un rato. Vi por la ventana que no había tanto sol, pero eso no importa porque tengo una linda chompa que me acababan de regalar y va perfecta con la falda. Me vestí y me vi al espejo un par de veces. Guardé las perlitas chiquitas que siempre uso como aretes y hoy escogí unos pendientes largos. 

Ya no era tan temprano. Así que me puse lo aretes. Me lavé los dientes. Me eché perfume. Recogí mi cabello. Arreglé mi mochila.  Cogí mi celular y leí su mensaje: "lo siento, no podré verte hoy".

miércoles, febrero 6

Si de vida se trata

Si de vida se trata, quiero vivirla entera a tu lado. Que aprendí que las cosas son mejores al compartirlas contigo. O quizás soy yo quien, al tenerte cerca, mejora; quizás es a mí a quien se le agudiza los sentidos y, de pronto, sólo a tu lado, soy capaz de percibir detalles, grandiosos y escondidos detalles: como la forma de mover tus manos, como el bajo de Paul McCartney, como un “Yeah” de John Lennon, como los diversos matices que existen de colores, como el olor de tu ropa lavada, y poder distinguirlo del olor de tu perfume, y a la vez distinguir este del olor de tu propia piel. Como la peculiaridad de las películas de Woody Allen, como una estrella fugaz en el cielo, como la extrema delicia del mar del Silencio, como el sabor del limón con leche condensada, como la importancia de ahorrar… y de creer en la suerte, de tener fe, de sentir que sí se puede. Como lo lindo que es que me digas que estoy bonita, como lo mucho que me gusta que me engrías. Como la vida. Ese gran e importante detalle, que a muchos se les escapa, y que a mí se me escapaba hasta el día en que nos conocimos: la vida misma. La esencia de la vida. Qué maravilloso es poder compartirla contigo. 

Haber aprendido a vivir ¡La vida contigo! Pensar, no pensar, actuar, errar, llorar, reír, crecer, madurar, en fin, correr, saltar, bailar, cantar, pintar, comprar, buscar, encontrar…  ¡La vida contigo! Es tener un compañero, mi mejor amigo, con quien avanzo codo a codo, con quien puedo ser completamente yo, sinónimo de comodidad plena. La vida contigo es incondicionalidad, complicidad... es mirarte a los ojos y decirte “te amo” y, sobre todo, sentirlo. Sentirlo con todo mi ser y toda mi voluntad: te amo.