Dejé mi plato en el lavadero y salí de la cocina. No tenía ganas de lavar.
Caminé por la casa. Rodeé la mesa. Entré a mi cuarto. Abrí mis cajones. Salí de mi cuarto. Pensé en qué ponerme. Hoy no quería buzo y zapatillas. Entré a mi cuarto, vi mis blusas, mis pantalones, mis faldas, mis vestidos. Y salí de mi cuarto.
Nada me apuraba, aún era muy temprano. Me eché en mi cama y la tele seguía prendida. Me acordé de esa linda falda de flores que nunca me había visto puesta. Salí a bañarme, y usé ese rico shampoo de mi mamá que sólo uso cuando me siento muy linda.
Me quedé sentada en bata sobre mi cama por un rato. Vi por la ventana que no había tanto sol, pero eso no importa porque tengo una linda chompa que me acababan de regalar y va perfecta con la falda. Me vestí y me vi al espejo un par de veces. Guardé las perlitas chiquitas que siempre uso como aretes y hoy escogí unos pendientes largos.