domingo, mayo 15

Domingo 8 de mayo - Llegada de Paul McCartney a Lima

Domingo 15 de mayo. Estoy sentada en mi cama escuchando The song we were singing frente a mi computadora. Pensé "ya es hora de escribir algo" y, debo admitir que hace varias horas estoy en lo mismo. Es que es díficil salir del estado de shock en el que me encuentro, pero, por fin, comencé a tipear.

Y el sueño comenzó.


Empecemos con la mañana del domingo 8 de mayo. Me desperté a las 6.20 am con dolor de cabeza, pues el día anterior tenía fiebre de 38.5, en mi celular tenía dos mensajes: uno de Alejandro y uno de Omar. Ambos, personas increíbles que conocí por el amor a The Beatles, me decían que ya estaban en el aeropuerto y que me apure. Alejandro me dijo que tenía cartelitos de bienvenida para Paul que me podía dar y Omar que le mensajee cuando llegue porque me estaba guardando un sitio entre toda la multitud. Lo primero que hice al levantarme fue coger el termómetro (la verdad no sé por qué, porque de todas formas yo iba a ir al aeropuerto a recibir a Paul) y tenía 36.2. Mi mamá dijo que ahora mi temperatura estaba muy baja. Pero bueno. Me cambié, cogí mi polera y salí al aeropuerto con Frey y mi mamá. Llegamos y de lejos ya pude ver toda la gente que estaba en la puerta de llegadas internacionales, llamé a Omar y traté de ubicarlo. Antes de encontrarlo, vi a Alejandro y me dio la banderita del Perú y un cartel que decía "Welcome Paul".

Cuando estuve con Omar, me hizo pasar entre la gente y nos quedamos un muy buen rato mirando la puerta que decía "Llegadas internacionales". Hacía sol. Conocí también a Danny, un amigo de Omar y los tres nos pusimos a conversar sobre The Beatles y Paul, y The Beatles, y John, y George, y The Beatles, y Ringo, y así. Frey y mi mami se quedaron por otro lado, con Manuel y Ale, una parejita muy linda que también fue a recibir a Paul. Pasaron un par de horas, eran como las 9 am y yo me comencé a sentir muy mal. Sentí mucho dolor de cabeza y debilidad en todo el cuerpo. Me cogí de la reja y pensé "voy a aguantar". Pero luego de unos minutos me di cuenta de que no. Iba a ser peor si me desmayaba. Entonces les dije a los chicos que mejor me iba del tumulto y volví con mi mamá. Me senté bajo la sombra de un auto atrás de toda la gente.

"Me siento mal" a lo que recibí un "Pero si se nota, estás demasiado pálida". Era verdad. Mis labios no tenían color. Alejandro y Omar me mensajeaban para avisarme sobre los rumores "Paul ya llegó a Lima, está haciendo trámites", "Paul llega a las 10 am", "Dicen que ya se fue", "No, va a aterrizar en 15 min". Yo tenía la presión baja. Mi mamá me dijo que me eche en el suelo porque así el cuerpo vuelve al estado normal. Entonces lo hice. Tenía un algodón con alcohol (sí, fui preparada) para las nauseas pegado a mi nariz. Los camarógrafos comenzaron a tomarme fotos. La gente pensaba que me había desmayado de la emoción o algo así. "Estoy mal desde ayer, no es por Paul". "¡No importa!", me dijeron. Y un ambulante me puso una vincha del concierto sobre la cabeza, yo muriendo y ellos haciendo prensa. Jajajaja, me causó gracia.

Omar me dijo que vuelva, que parecía que dentro de poco Paul iba a pasar por esa dichosa puerta. "Me siento muy mal, me da miedo desmayarme" le dije. Y recibí un "cualquier cosa nosotros te cargamos". Fue uno de los muchos momentos en los que me di cuenta de la buena suerte que tengo por haber conocido a gente tan beatle (sí, porque recién lo conocí en persona ese día tan especial para ambos). Me dijo también que me tome una Coca cola y pensamos que era buena idea. Frey fue a comprarme una (tan tierna ella, de verdad muchas gracias, sin ti no sé qué hubiéramos hecho) y yo me quedé con mi mamá y un montón de gente al lado esperando al gran beatle. Frey llegó con un mixto y una Coca Cola, el pan me dio nauseas apenas lo vi, pero la Coca Cola me hizo mucho bien. Cuando me pude parar, logré ver que los VIPS se iban muy cautelosamente hacia la parte contraria de donde estaban todos los fanáticos. "Acá hay algo raro" pensé. Sí, era todo como una persecusión, era todo detectivesco. Como una película. Y llamé a Omar y me dijo "los VIPS y los policías se están yendo por otro lado, avísame cualquier cosa". Listo, uno iba a avisar al otro. Yo me seguía sintiendo mal. Llamé a Alejandro y le avisé "los policías se han ido por otro lado, hay que estar atentos". No muchos se habían dado cuenta.

Y yo seguía sintiéndome mal.

De pronto, juro que fue de la nada, pasaron muchos muchos carros rodeados de policías y la gente se volvió completamente histérica. Se pararon sobre los autos. SOBRE LOS AUTOS. Y se tiraron sobre esa gloriosa Porsche ploma que fue, desde ese momento, el indicador de la presencia de nuestro ídolo. La gente se caía delante de los carros y yo me quedé inmóvil, me sentía debil y todos comenzaron a empujarme. Histeria total. Estaba presenciando en vivo el fenómeno más grande de todos los tiempos: la Beatlemanía.

Vi sólo la luna polarizada de aquella camioneta. Se escuchaba por todos lados "TE AMO PAUL" "PAAAAAAAAAAAAUL" "PAAAAAAAAAUL!!!!" "TE AMOO PAUL". Omar llegó corriendo a mí junto a Danny y los dos me dicen "¡¡¡Lo toqué!!!" ¡¡¡¿LO TOCARON?!!!" me sentí demasiado feliz por ellos. Los felicité. De verdad, me sentí tan feliz como si hubiera sido yo la que lo hubiera tocado. Tanto así que a todos los que conocía les decía "¡¡¡Mis dos amigos lo tocaron!!!", era inevitable.


No teníamos mucho tiempo y, al igual que todos, mi mami, Frey, Omar, Danny y Alejandro, corrimos a coger el primer taxi que pase por ahí para llegar al hotel en el que Paul se hospedó. No importa el precio, subimos. Yo sólo podía decir "Lo tocaron, ¡¡¡lo tocaron!!!". Para esto, me sentía mucho mejor. La adrenalina le dio fuerzas a mi cuerpo. Danny me dijo, en un estado de shock,

"hay segundos que marcan tu vida".

Entonces una amiga que estaba en el hotel llama a Alejandro y escuchó gritos. Paul había llegado. Paul llegó y alzó una bandera peruana. Hizo una reverencia, saludó y entró al hotel. Y nosotros seguíamos en el taxi.

En fin, se supone que Macca iba a saludar por el balcón de la suite presidencial. Llegamos al Miraflores Park Hotel y ya había bastante gente también. Se veían banderas colombianas, argentinas. Esperamos y esperamos.

Y esperamos más.

Algunas horas más.

Frey, Omar y Danny se fueron porque, como saben, era el Día de la Madre y hay compromisos a los cuales debían asistir. Mi mamá quería irse también. Pero yo no quería, de verdad no quería.

Llega un carrito al estilo moto taxi lleno de flores y con un cartel que decía "HAS EL AMOR, HOLA PAUL". Sí, decía "has". ¡Bien peruano! Puso macca música a todo macca volumen y todos comenzamos a macca bailar. Me encantó que pase eso porque reanimó a toda la gente que estaba cansada bajo el sol. Reanimó a mi mamá.




Nos encontramos con una de sus amigas y su hija que también estaban, como buenas fanáticas, esperando el balconazo de Paul.

Llegó la dichosa Porsche ploma, carro que fue nuestro delirio ese día, y unos cuantos policías a la puerta del hotel: Macca iba a salir. Los policías movieron a la gente para dejar el espacio libre. El espacio por el cual, suponíamos, Paul iba a pasar. Sin embargo, como dije, solo eran suposiciones. Entonces había dudas. La gente no sabía si pararse a la derecha o a la izquierda del hotel (la idea era estar en el lado por el que Paul iba a pasar). Las amigas de mi mamá se fueron a la derecha pero yo quería estar a la izquierda.

"Mamá, vamos para allá, yo siento que va a salir por ahí".

Entonces nos fuimos, y la policía comenzó a liberar la calle, puso a todos detrás de una reja. Mi mamá me dijo que caminemos como si no fuéramos fans, que caminemos sólo como si estuviéramos pasando. Era arriesgado. Si nos íbamos muy atrás y Paul salía por la derecha ni siquiera lo iba a poder ver saliendo de la puerta. Pero ya, era cosa de elegir y ver si tenías suerte. Entonces seguimos caminando como yéndonos a otro lado. Había unas cuantas personas por ahí y nos dimos cuenta de que estábamos cerca a la puerta trasera del hotel. Disimulamos, obviamente: hay Macca para todos, pero mejor si somos menos.

Comencé a conversar con dos chicos, Francisca y Sebastián, y entre nosotros nos avisábamos cualquier sospecha (sí, esto parece un poco de una serie policial pero es que... ¡ASÍ ERA!). Los tres corríamos detrás de cada camioneta que parecía ser la Porsche ploma. Bueno, en realidad vigilábamos todos los carros que pasaban por ahí, por si acaso. Vimos que llegaron algunas personas (parecían importantes) y entraron por la puerta trasera del hotel. Todo indicaba que Paul iba a salir por ahí. Nos sentamos al lado de esa puerta. Conversábamos.

"¿Mamá, te quieres sentar?"
"Me quiero ir"

Bueno. Eso me dejó totalmente fría y dije "parece que ya me tengo que ir".

Caminé con ella. "¿Qué hora es?" me preguntó. 2.18 pm. "Puedes quedarte hasta las 2.30, te lo dije" No. No mamá, después de haberme contestado así delante de ellos. Ehh, no.

Teníamos que ir a ver a mi abuelita por el Día de la Madre. Yo amo a mi abuelita y a mi mamá. Y muchos que lean esto podrán pensar "no seas egoísta, Aixa" pero, en serio, esto era cosa de una vez en la vida. Yo quería quedarme. Quería quedarme sola aunque sea, que mi mamá vaya a ver a mi abuelita y yo la alcanzaba en un rato. Le planteé esa opción antes pero me dijo que no. Mientras nos íbamos me dijo "ya si quieres quédate" pero, ustedes entienden, fue como el famoso "haz lo que quieras" que significa "no lo hagas".

Entonces nos fuimos.

Increíblemente volví a sentirme mal. La fiebre me subía. Llegamos a la casa de mi abuelita, la saludé, la apachurré, y me dormí en el sofá. Mi mamá me despertó y fuimos a comprar otra Coca Cola para tener energías. Fuimos a mi casa. Me sentía horrible, me dolía la cabeza demasiado.

Entré al Facebook y ¿saben qué?.... Paul salió por la puerta trasera (por la puerta en la que yo estaba parada) 15 MINUTOS DESPUÉS DE QUE ME VAYA. 15 MINUTOS. Francisca y Sebastián lo llegaron a ver, estuve tan cerca.


Me puse a llorar. No podía ser posible. Mi mamá me decía "mañana tú vas a bailar con él" pero igual no pude evitar llorar. Ir a la prueba de sonido no te garantiza nada. Sólo te garantiza verlo dos horas más que los demás. Qué hago. Qué hago. Vuelvo al hotel. Era obvio: tenía que hacerlo. Omar me dijo que le avise si iba para acompañarme (me pareció genial), entonces le dije. Oriana me dijo por msn que también iba y quedamos en encontrarnos.

Cogí una polera, compré otra Coca Cola y al hotel con mi mamá. Llegamos tipo 8.30, había mucha gente frente al hotel aún. Nos fuimos de frente a la parte trasera. Alejandro estaba en la parte de adelante y me iba avisando todo lo que pasaba por mensajes de texto. De nuevo, éramos unos cuantos fanáticos en la parte de atrás (aunque éramos más que en la tarde). Entre los que estaban, yo conversaba con Oriana, su mami, su tío Pepe, Omar, mi mamá y un chico que era muy gracioso. Era muy gracioso porque de cada 10 palabras que decía, 6 eran lisuras, pero era divertido. No sé, no sonaba vulgar, sino divertido. Era flaquito y divertido. Todos nos reíamos con él. Nos dijo "Yo vi al Paul de cerquita, porque llegó al grupo 8 y yo trabajo por ahí, entonces puta que me escabullí y lo vi.... la concha su madre vi al Paul!!!!" A mí me encantó. Nos contó que se iba a Red Carpet y, como le conté que iba sola, me dijo que cualquier cosa le avise para unirme a él y su grupo. Era genial, ese día me crucé sólo con gente linda.

Todos conversábamos pero seguíamos atentos. Nos contaron que, como ya mencioné, Paul no llegó al aeropuerto sino al grupo 8. "Pero nosotros lo vimos en el aeropuerto" dijimos (¡¡y mi amigo lo tocó!!). Resulta que el sencillísimo beatle había tomado ya su camino para el hotel, pero como le avisaron que había mucha gente esperándolo en el aeropuerto, quiso volver y pasar por ahí para no decepcionar a los fans. ¿No es un amor?

Seguíamos hablando de Paul y los mensajes de Alejandro decían cosas como "la policía está saliendo". Yo seguía atrás. De pronto pasa una Porsche ploma, se acabó, todos corrimos hacia ella. La camioneta comenzaba a bajar la velocidad y una chica se paró frente a ella con un cartel inmenso. Creo que lloraba y gritaba "Paul". La camioneta subió la velocidad... ¿qué? todos comenzaron a correr. La seguían. Vi un carro detrás y pensé que era para despistar entonces esperé el siguiente carro. Pero no. No era. Todos comenzaban a especular: mejor vamos adelante, mejor nos quedamos acá, otros corrieron detrás de la camioneta a toda velocidad.

Alejandro me envía un mensaje "Paul está en recepción, lo estoy viendo!"

PAUL ESTÁ ALLÁ MI AMIGO LO ESTÁ VIENDO. No más especulaciones. Y corrí tan rápido como no lo hacía hace tiempo. Sentí que la gente comenzó a correr detrás de mí. Llegué. Pero llegué tarde. Soy prácticamente enana y los de adelante me taparon. No lo vi.

Me sentía frustrada, pero lo disimulé, obviamente, nada ni nadie podía malograrme, ni malograrle el día a los demás. Paul estaba en Perú, respirando el mismo aire que yo. Eso era suficiente.

En fin, nos quedamos esperando el balconazo que nunca se dio. Nos quedamos hasta las 11 y pico. Me comencé a sentir muy mal y me di cuenta de que ya era hora de irme. Iba a ser peor si es que al día siguiente estaba mal y ya me había arriesgado bastante para no conseguir verlo. Listo. Era hora de volver, no seas terca Aixa, pensé.

Llegué a casa y me sentía realmente mal. Tomé otra Coca Cola. Tomé pastillas. No hice el cartel que quería hacer para que Paul lo lea y me llame al escenario. Decidí hacerlo al día siguiente temprano. Necesitaba dormir. Y quería con todas las fuerzas del mundo que al día siguiente esté completamente curada.

Vamos. Vamos. Cúrate. Mañana es el día más importante de tu vida.


Resumen:
- Estuve rodeada de gente muy buena, muy beatle: Alejandro, Omar, Danny, mi mamá, Frey, Oriana, su mami, su tío Pepé, Francisca, Sebastián, Martha (la amiga de mi mamá), Alicia, y, en general, personas con las que crucé palabras, o quizás sólo miradas, compartiendo un mismo sueño.
- No pude ver ni tocar a Paul. Me sentía frustrada, pero mantuve la sonrisa todo lo que pude. Lloré en mi casa.
- La fiebre me mataba. Sólo pude ignorarla cuando Paul estaba cerca.


(En unos días sale la entrada del día siguiente, el día del concierto, calientita como el pan)