miércoles, febrero 6

Si de vida se trata

Si de vida se trata, quiero vivirla entera a tu lado. Que aprendí que las cosas son mejores al compartirlas contigo. O quizás soy yo quien, al tenerte cerca, mejora; quizás es a mí a quien se le agudiza los sentidos y, de pronto, sólo a tu lado, soy capaz de percibir detalles, grandiosos y escondidos detalles: como la forma de mover tus manos, como el bajo de Paul McCartney, como un “Yeah” de John Lennon, como los diversos matices que existen de colores, como el olor de tu ropa lavada, y poder distinguirlo del olor de tu perfume, y a la vez distinguir este del olor de tu propia piel. Como la peculiaridad de las películas de Woody Allen, como una estrella fugaz en el cielo, como la extrema delicia del mar del Silencio, como el sabor del limón con leche condensada, como la importancia de ahorrar… y de creer en la suerte, de tener fe, de sentir que sí se puede. Como lo lindo que es que me digas que estoy bonita, como lo mucho que me gusta que me engrías. Como la vida. Ese gran e importante detalle, que a muchos se les escapa, y que a mí se me escapaba hasta el día en que nos conocimos: la vida misma. La esencia de la vida. Qué maravilloso es poder compartirla contigo. 

Haber aprendido a vivir ¡La vida contigo! Pensar, no pensar, actuar, errar, llorar, reír, crecer, madurar, en fin, correr, saltar, bailar, cantar, pintar, comprar, buscar, encontrar…  ¡La vida contigo! Es tener un compañero, mi mejor amigo, con quien avanzo codo a codo, con quien puedo ser completamente yo, sinónimo de comodidad plena. La vida contigo es incondicionalidad, complicidad... es mirarte a los ojos y decirte “te amo” y, sobre todo, sentirlo. Sentirlo con todo mi ser y toda mi voluntad: te amo.