sábado, agosto 23

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Una niña en su cuarto, sentada en su alfombra, abraza su osito de peluche.

Abren la puerta y le empiezan a pegar, la jalan de los pelos y ella no hace nada. Sólo abraza su osito de peluche cada vez más fuerte. Se van y cierran la puerta. Ella sigue llorando.

Luego de horas se levanta del suelo, camina hasta la puerta y coge la perilla, avanza fuera de su cuarto y deja caer su oso de peluche.

Camina a través de la sala, todo está sucio. Un espejo cae y la lastima, ella sigue caminando, se ve heridas en el brazo, ve sangre.

Le gusta.

Llega a la puerta principal, la abre en silencio para que no la escuchen. Da el primer paso fuera de la casa y se da cuenta que tiene que volver por su oso de peluche.

Su único amigo.

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