Paul McCartney: horas previas

nota: iba a escribir todo sobre los cuatro días en Buenos Aires, día por día. Sin embargo, ahorita no puedo pensar en nada más que en Paul. Es mejor, total, creo que es lo que a todos nos interesa ;)

Como ya les conté, el 11 de noviembre asistí al concierto del artista más exitoso de todos los tiempos, de la persona que revuelve mi alma con sus canciones cada día: Paul McCartney.

Un mes antes de ese glorioso día, mi mamá había comprado unas entradas para la fila 54 porque las entradas se habían agotado. Yo estaba muy feliz con la idea de ir a ver a Paul McCartney. Simplemente fenomenal. Durante todo ese mes se creó una página de Facebook (Paul McCartney - Argentina 2010) en la que el administrador, Rudy, nos brindaba información acerca del tema, como dónde se hospedaría Paul, cuándo llegaría, venta y compra de entradas, etc. El punto es que la página ahorita tiene casi 10 mil beatlemaníacos y todos nos dedicamos a escribir lo que sentimos, a colgar fotos, videos, etc. (entre varias cosas como lo que publiqué en la entrada anterior) Conocí mucha gente a través de esa página, no sólo argentinos sino también todos los latinos (¡muchos peruanos!) que viajaron hasta Buenos Aires para asistir al recital. La verdad es que siento que todos somos una gran familia, todos beatleros: nos entendemos, nos apoyamos. La verdad, me encanta la gente beatlemaníaca.

En fin, el punto es que un par de semanas antes del 11 de noviembre leo en la página de Facebook (que se volvió un vicio para todos, hasta ahora) que se estaban vendiendo mejores ubicaciones que las que teníamos nosotros. ¿PERDÓN? Resulta que Ticketek (equivalente a Teleticket aquí) había dicho que las entradas estaban agotadas para venderlas luego como reventa. Me sentí feliz por la gente que se había quedado sin entrada y ahora sí iba a poder asistir, sin embargo me dio mucha rabia que, por esa jugada, muchos hayan comprado a los revendedores entradas de 200 pesos a 1000 pesos pensando que era la única opción. Y me dio mucha más cólera que yo esté en la fila 54 cuando, por el mismo precio, pude haber comprado la fila 1 (aunque un poco más al costado). Cólera, rabia, cólera, impotencia.

"No puede ser" pensé. Y llamé a mi mamá y le rogué que compre las entradas más adelante. Ella no quería, no podía gastar más plata. Le rogué mil veces más, se lo pedí como nunca antes había pedido otra cosa. Le prometí que iba a vender las otras entradas para recuperar el dinero. Y dijo que no.

Llamé a mi papá. Pensé que ya lo tenía oportunidad, pero nada perdía intentando. "Voy a llamar a tú mamá", me dijo. Yo ya no aguantaba más. Tenía que comprar las entradas por internet ya!: SE AGOTAN EN MINUTOS. Entonces, para ganar tiempo, registré a mi mamá en la página ticketek y elegí unas entradas en la fila 9 (eran las mejores que quedaban) y salió un cronómetro que me decía "Tienes 10:oo min para confirmar tu compra". Obviamente no iba a comprar nada sin la autorización de mi mamá. Entonces esperé una llamada. De mi papá o de mi mamá. Cuando el reloj estaba en 3 min y yo ya estaba colapsando por los nervios, suena el teléfono. Era mi mamá y lo comenzó a dudar y le dije"mamá, por favor, tengo 2 min mamááá por favor, yo consigo un comprador para recuperar el dinero. Es Paul McCartney, todos quieren ir, todos querrán comprar". Mi mamá aceptó y PUM, el tiempo había llegado a cero min. Al toque volví a escoger otras ubicaciones y ahora las mejores eran en la fila 10. Las compramos. Listo.

¿Listo? No, tenía unas entradas de mucho valor por vender. Y así en la página, como mucha otra gente que hizo lo mismo que yo, comencé a publicar "vendo dos entradas vip gold para el 11 de noviembre, precio original". En fin, muchos chicos y chicas me contactaron por las entradas pero al final la compra nunca se concretaba y yo empezaba a ponerme realmente nerviosa. El problema era que mi mamá no podía perder esa suma de dinero y, además, no podían desperdiciarse dos sitios en un concierto de Paul cuando tanta gente se queda afuera con ganas.

El día 10 de noviembre, fecha del primer recital y un día anterior al recital que yo asistí, ya en Buenos Aires, mi mamá y yo decidimos ir al estadio River Plate a ver si podíamos vender las entradas a alguien que quisiera ir el día siguiente. Hablamos con revendedores, algunas que otras personas pero las entradas eran un poco caras para lo que la gente quería. Nos decían que debíamos rematarlas porque ya falta sólo un día y era mejor recuperar un poco a que perderlo todo. Pero yo no quería resignarme a esa idea porque yo veía cómo en mercado libre la gente compraba entradas, que en realidad costaban 800 pesos, a 2000 pesos. No era justo. Nosotras las vendíamos al precio original. Yo también lo publiqué en mercado libre pero nadie me compraba y quizás es porque les parecía raro que alguien de mercado libre lo venda a precio original. No sé.

Hablamos con dos chicos de seguridad y nos trataron de ayudar, y nos dijeron que mejor vayamos mañana temprano y que ellos iban a conseguir compradores durante esas horas. El más jovencito miró las entradas que mi mamá le acababa de enseñar y dijo "en esos papeles está el sueño de toda mi vida".

Cuando decidimos ya irnos al hotel, mi mamá algo resignada y yo muy culpable por sentir que le iba a hacer perder mucho dinero que nos hace falta (pues no somos platudas, ni pitucas, ni clase alta), escuchamos afuera del estadio un "I FEEL GOOD!" de la clásica y hermosa canción de James Brown y ambas volteamos a mirarnos con una de las expresiones más asombradas que pueden existir. ¿Habrá sido él? ¿Tan sólo probando o jugando ya que la gente aún no entrada? No, no puede ser él. Era imposible la verdad. Pero por ese instante en el que mi mente creyó haberlo escuchado, mi corazón literalmente se paralizó (yo lo sentí, no es una expresión) y sentí ganas de llorar. Pero no, no podía ser él. Después de un rato sonó la canción Lemon Tree de Fool's garden, una canción que también me gusta mucho, y no era la voz del vocalista.. pero tampoco era la voz de Paul.

Al llegar al hotel, entré directamente a Facebook y publiqué en el muro "vendo dos entradas vip gold para mañana, precio original" como lo había hecho ya mil veces. Había tantas ofertas en el muro, tantos remates, tantas negociaciones, tanta emoción, gente contando los días, gente soñando. Todos me decían te doy tal cantidad de pesos, te doy esta otra cantidad. Pero yo no quería. Era muy poco. Tenía que recuperar el dinero completo. Y, de repente, recibo el inbox de una chica, María, que me quería comprar una entrada. Y sí, estaba de acuerdo con que sea el precio original. Confirmamos y la mitad de la preocupación se me fue, pues ya tenía una entrada vendida: la mitad del dinero recuperado. Ella iría al hotel a la 1 pm del día siguiente, el mismo día del recital.

Ese mismo día, me desperté después de haber dormido muy bien, vi televisión, reportajes de Paul McCartney, y entré a Facebook a seguir promocionando entradas. Y sí, estaba algo resignada y aún con esperanza no puedo negarlo, por más de que ya se veía muy lejano recuperar la otra parte el gasto hecho (¡FALTABAN SÓLO UNAS HORAS!). Y fue cuando un chico me habla por fb chat y me dice "estoy a unas 7 cuadras de tu hotel, no vendas tu entrada, por favor". Y así, llegó en 5 min y me dio el dinero completo. Luego de un rato llegó María y le dimos la entrada, ella nos dijo que nos buscaría cuando llegue al estadio. Nos pareció super linda.

Ahora sí, LISTO.

Me bañé, me cambié, cogí mi cartel "I came from Perú only to dance with you" y cuando estaba casi lista para salir, María llama a mi mamá y le dice que podía recogernos para ir juntas al estadio. Mi mamá quedó encantada con la idea pues nos ahorrábamos el ir en el subte y caminar unas 15 cuadras, además de que María nos cayó bastante bien desde el primer momento en el que la vimos. Antes de salir, Felipe, un amigo de Chile que quería comprarme una entrada pero al final no se dio, me dijo que no sabía cómo ir al estadio y, luego de preguntarle a María, le dije que si quería, podía ir con nosotras.

Una vez los cuatro juntos en el carro, conversamos todo el camino. No se pueden imaginar lo simpáticos que son. Ya la estaba pasando muy bien y ni siquiera había llegado a River. Cuando ya teníamos que bajar del auto para ir hacia la cola, mis nervios comenzaron a funcionar. La cola avanzó bastante rápido y ya era hora de separarme de María y Felipe, pues cada uno debía ir a su respectivo asiento. Todos los de seguridad eran muy simpáticos, me decían "ya llega la hora, ya llega la hora" o me preguntaban qué decía en mi cartel. Me encantaron.

Una chica contó en la página de Facebook que cuando estaba entrando, estaba tan nerviosa que uno de seguridad le dijo "detrás de esa puerta está" la felicidad.

Y bueno, habíamos llegado unas dos horas antes de que toque el telonero. Teníamos que esperar. Éramos mi mami y yo. Tomamos fotos, conversamos. Habían unas pelotas inmensas de claro con las que todo el público comenzó a jugar. Fue increíble. Y así.. las horas fueron pasando. Salió el telonero pero no todos le hacían mucho caso.

Y cuando el telonero ya se había ido, los de seguridad comenzaron a decirnos que nos sentemos. Entonces, todos tranquilitos nos quedamos en las sillas hasta que no pasarón más que unos pocos segundos cuando las luces se apagaron y todos nos volvimos a parar con una locura y un colapso colectivo. La gente gritó, yo grité. Y las luces se volvieron a prender. Y no había nadie.

Típico. Todos volvimos a conversar entre todos.

PD: Lo siento, debo leer, échenle la culpa a mis controles.

PD2: la siguiente entrada será la del concierto